Qué es planificar en el deporte
Lic Daniel Cinti
Cuando hablo de planificación en el deporte, para mí es el punto de partida de todo. Nada serio ni sostenido en el tiempo puede construirse sin una planificación previa.
Hay una definición que sintetiza muy bien este concepto y que considero clave para entenderlo. Yagüe Cabezón (2003) dice que planificar es estructurar y sistematizar el trabajo de entrenamiento antes de comenzar. Esta idea me resulta fundamental porque deja en claro que la planificación ocurre antes de pisar el campo y antes de ejecutar cualquier estímulo.
Para mí, planificar implica transformar una idea en un camino claro. Es ordenar el proceso, darle sentido, marcar un rumbo. No se trata solo de armar sesiones sueltas, sino de diseñar un proceso coherente que tenga lógica y continuidad.
Ahora bien, también creo que la planificación no es algo frío ni mecánico. La visión personal y la impronta de cada entrenador tienen un rol muy importante. Cada uno interpreta el contexto, el deporte, el nivel y a las personas desde su experiencia. Por eso, planificar no es copiar modelos, sino adaptarlos.
Este proceso empieza en la cabeza, pero necesariamente tiene que quedar plasmado en algún sistema que sea cómodo y accesible para trabajar. Puede ser una computadora, una planilla, papel, un software de gestión o cualquier herramienta que nos permita organizar, seguir y ajustar el proceso. Si no queda escrito, ordenado y visible, es muy difícil sostenerlo en el tiempo.
Diseñar planes de entrenamiento bien planificados es, para mí, un arte y también una necesidad. No es algo que todos dominen, y sin embargo es una de las competencias centrales de quien lleva adelante un proceso de entrenamiento. Sin planificación, el entrenamiento pierde dirección.
Entrenar: llevar la planificación al campo
Para mí, entrenar es llevar la planificación al campo. Es el momento de ejecutar todo lo que fue pensado previamente.
Entrenar implica preparar el entorno, organizar la sesión y aplicar los estímulos de acuerdo con los objetivos del período. Es ahí donde se ponen en juego todos los recursos disponibles para intentar maximizar el rendimiento de los deportistas.
En el campo, la planificación deja de ser un papel y se convierte en acción. Y muchas veces también se pone a prueba, porque la realidad del entrenamiento no siempre responde exactamente a lo que uno pensó. Por eso, entrenar no es solo ejecutar, sino también observar y ajustar en tiempo real.
Control: evaluar para mejorar
Después de entrenar, para mí aparece otro pilar fundamental del proceso, que es el control. Controlar significa evaluar qué pasó realmente en la sesión.
Me interesa saber qué cargas se aplicaron, cómo fue el nivel de motivación, cómo respondieron los deportistas a nivel individual y grupal, y si las respuestas físicas reales coincidieron con lo que había planificado.
Hoy tenemos muchas herramientas que nos ayudan en este control: GPS, pulsómetros, plataformas de seguimiento, cuestionarios de percepción del esfuerzo y otras tecnologías que nos brindan información valiosa.
Evaluar me permite entender qué funcionó, qué no y qué cosas necesito ajustar. Y sobre todo, me da herramientas reales para volver a planificar mejor. Porque para mí, planificación, entrenamiento y control no son etapas aisladas, sino partes de un mismo proceso que se retroalimenta constantemente.



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